FELIPE PICHICHI

Una recompensa bien merecida. La historia de Waikiki , el fútbol y nuestra querida Liga han sido justas y han otorgado al 7 de Waikiki un reconocimiento que hace mucho tiempo que merecía. Felipe va a ser este año pichichi del equipo con una cifra de goles que no es nada fácil de conseguir.

Cuando conocía a Felipe, hace ya 15 años, ya tenía como pareja el gol. Dicen que tres son multitud pero no era cierto en este caso. Felipe y yo hemos pasado grandes momentos con nuestro amigo. Sin embargo, el caso de Felipe es especial. Quien dijo alguna vez que en fútbol sala no hay delanteros se equivocaba. Felipe tiene alma de delantero, piernas de delantero, mirada de delantero, corazón de delantero, pero juega al fútbol sala. Cuando Felipe se va a casa sin la recompensa del gol hay algo extraño que recorre su cuerpo, un cosquilleo, una ansiedad, algo que le falta. Felipe sueña con el gol cada minuto, durmiendo, mientras come, cuando canta, cuando ríe. El gol es su sombra, su pareja, su amigo, a veces también su enemigo.

Que Felipe no haya sido pichichi hasta ahora solamente ha sido cuestión de mala suerte, no hay que darle más vueltas. Este año el 7 ha crecido como futbolista, se ha hecho el dueño de todas las partes del campo por las que pisaba, se ha hecho destacar en un equipo en el que todos somos necesarios pero nadie es imprescindible.

A modo personal, el hecho de que Felipe se lleve un título honorífico como éste me llena de alegría y orgullo, de mucha alegría y de muchísimo orgullo. El otro día vi varias veces el primer partido en la historia de Waikiki. Nuestro primer gol fue gracias a una recuperación de valor inmensa de Felipe en el centro del campo. Donde las dan las toman y aunque la historia ha sido un poco desagradecida durante tantos años, Felipe ha encontrado recompensa. Felipe es grande, Felipe es gol, Felipe es historia, Felipe es leyenda.